Intento de una respuesta a la pregunta:
¿Cuál es la herejÃa central de la asà llamada
"Iglesia Conciliar"?
y acerca de la Reconstrucción de la Iglesia como Institución de Salvación
por
Franz Nomista
Las distintas herejÃas que aparecieron durante el transcurso de los
2000 años de cristiandad se pueden ordenar sistemáticamente según tres
perspectivas:
1. Triadológicas
2. Cristológicas
3. Eclesiológicas
La herejÃa inicial y central de la "iglesia conciliar" es una herejÃa
eclesiológica 1). Asà nos lo explicó el Dr. C. A. Disandro durante la
década de 1970 a 1980. Los Mysterios Triadológicos y Cristólógicos
fueron esclarecidos y formulados doctrinalmente en los concilios de los
primeros siglos de la cristiandad: Nicea 325, Constantinopla 381, Efeso
431 y Calcedonia 451. Pero en lo que se refiere al Mysterio de la
Iglesia nos encontramos en una situación distinta ya que "No hubo un
concilio especÃficamente eclesiológico. El Concilio de Trento no avanzó
justamente en esta dirección y no coronó el edificio teológico con una
formulación sobre el Mysterio de la Iglesia. El Vaticano I estuvo
urgido por otra atmósfera y se interrumpió como sabemos por cuestiones
temporales. Esa es precisamente la gran responsabilidad del Vaticano
II, que no sólo no profundizó una eclesiologÃa congruente, sino que
abrió el camino a una reversión inesperada y funesta para la Fe 2)." Es
decir, el Concilio Vaticano II y todo el desarrollo posterior parte de
una eclesiologÃa equÃvoca. Ahora bien, si se tiene una idea equivocada
acerca de lo que Es la Iglesia, entonces rebrotan las herejÃas
triadológicas y cristológicas y se produce una perversión de la Fe como
vemos que sucede hoy en dÃa. La eclesiologÃa equÃvoca del Vaticano II
ya fue formulada en el año 1936 por el dominico Ives Congar: "Ma
conviction, cést que l'Église est eppelés‚ devenir l'Église de Peuples,
l'Église des grandes Religions" (Mi convencimiento es que la Iglesia
está llamada a ser la Iglesia de los pueblos, es decir, la Iglesia de
las grandes religiones) 3).
Que esta tesis jugó un papel importante en el Vaticano II surge del
hecho que Juan XXIII nombró "perito conciliar" a este I. Congar, que
anteriormente habÃa sido alejado de su cátedra por disposición de la
Santa Sede 4). El tÃtulo "Madre de la Iglesia" para la SantÃsima Virgen
MarÃa Madre de Dios, proclamado por Pablo VI el 21 de noviembre de
1964, también parte de un concepto eclesiológico herético. ¿Es posible
que la Iglesia tenga una madre? Pero el papa Montini dice en su
discurso del 21/11/64: "Nos proclamamos a MarÃa SantÃsima Ãmadre de la
Iglesia", es decir, madre de todo el pueblo de Dios 5)". Esta
igualación de Iglesia con pueblo de Dios reaparece en el documento
"Mysterium Ecclesiae" (24/6/1973) publicado por el Cardenal Seper,
entonces Prefecto de la Sagrada Congregación Vaticana para la Defensa
de la Fe (ex Santo Oficio). Un análisis filológico exhaustivo de este
documento fue publicado por C. A. Disandro en su libro "La HerejÃa
Judeocristiana" en 1983 6). En dicho análisis Disandro señala que la
identidad entre Iglesia y pueblo de Dios es el funda-mento sobre el
cual se construye todo el documento de Seper. Para Seper el concepto de
"pueblo de Dios" es el concepto trascendental en el cual están
incluidas todas las "iglesias". "De aquà se deriva una noción de
infalibilidad participada por el pueblo de Dios, que serÃa en realidad
el fundamento de la infalibilidad del Magisterio y deriva también la
noción de Ãsacerdocio común de los fieles", en que a su vez tendrÃa
fundamento el sacerdocio ministerial o jerárquico - gravÃsimo error que
atenta contra la organicidad teándrica de la Iglesia, según el designio
divino-histórico del Señor" 7). La Iglesia no es idéntica al pueblo de
Dios. El pueblo de Dios puede crecer y desarrollarse en la Iglesia pero
el pueblo de Dios no es la Iglesia. "Pues la Iglesia es Sacramentum
Trinitatis de modo real, y por eso una buena lÃnea teológica
greco-latina se pronuncia por hablar del Pneuma SacratÃsimo como alma
de la Iglesia 8)."
Por otra parte dice Dom Odo Casel: "Cristo vive en la Iglesia - actúa
en y con la Iglesia - mantiene y revive a la Iglesia - por medio del
mysterio del culto 9)." En un lenguaje más filosófico dice C. A.
Disandro: "Fundamento fundante de la Iglesia es el culto mystérico
10)." Por eso resulta absolutamente coherente que la Ãiglesia
conciliar" haya destruido en primer lugar el sacrificio de la misa para
destruir a la Iglesia.
Aquà quisiera recordar un relato de M. Eric M. De Saventhem que fue
publicado en la revista francesa Una Voce en el número 75-76 de
julio-octubre de 1977. M. Eric M. de Saventhem era en aquel entonces el
presidente de la Federación Internacional de Una Voce. El párrafo que
interesa aquà dice: "Asà en las tres horas y media en que mi mujer y yo
hemos discutido con Mons. Benelli - sabéis muy bien que el Cardenal
Benelli es el número tres en Roma - en toda esta larga y difÃcil
audiencia, sólo hemos tocado la cuestión del latÃn y el gregoriano una
o dos veces quizá. Todo el resto de la discusión se desenvolvÃa en otro
plano, pues los problemas desencadenados por la reforma litúrgica y por
las orientaciones que subrepticiamente la exageran, sobrepasan por
cierto cualquier nivel local o nacional (...) Era hacia el fin de estas
tres horas y media, y estábamos nosotros ya de pie para despedirnos.
Entonces dirigà a mi interlocutor una vez más y como última apelación
en el litigio, la pregunta clave: Pero, Excelencia, viendo todo lo que
aceptáis como eclosión de la nueva liturgia reformada, uno se pregunta:
¿por qué no admitÃs al mismo tiempo que continúe la antigua? Y he aquÃ
su respuesta textual: Señor, todas estas formas nuevas van en una misma
dirección, mientras que la antigua misa representa otra eclesiologÃa"
11).
No se trata, pues, de una disputa superficial acerca de distintos ritos
todos válidos. La "iglesia conciliar" tuvo que destruir los sacramentos
y las celebraciones de los mysterios, es decir, la liturgia, para
destruir la IGLESIA DE CRISTO. Y en su lugar se construyó una nueva
iglesia, la iglesia ecuménica del culto del hombre 12).
La reconstrucción de la Iglesia como institución de Salvación tiene que
partir pues, de la reconstrucción de la liturgia. Pero, ¿cómo podemos
reconstruir la liturgia? Los centros de misa juegan aquà un papel muy
importante ya que mantienen y custodian el centro del mysterio del
culto que es el sacri-ficio de la Misa. Para ello es necesario
salvaguardar la sucesión apostólica, sin la cual se pierde el
sacerdocio y con él el sacrificio eucarÃstico. En este sentido se
hicieron importantes esfuerzos y algo se ha logrado como sabemos de lo
publicado en EINSICHT. Pero, ¿qué podemos hacer como simples fieles, es
decir, como laicos? °Nosotros mismos tenemos que configurar nuestra
vida religiosa! Eso es muy cierto, pero, ¿cómo? Ahora bien, cada uno y
cada grupo debe hacerlo según su saber y entender en oraciones varias,
en el rezo del rosario y lecturas. Pero aquà yo quisiera advertir
acerca de otro recurso. El OFICIO DIVINO es la Oración de la Iglesia en
la cual podemos participar todos en forma activa. Dom Odo Casel dice
del mismo: "Cuando la Esposa de Cristo plena del EspÃritu Santo ora con
Cristo, su Esposo, entonces ese no es un orar de seres humanos aislados
reunidos casualmente, sino que es una oración que surge del espÃritu
divino y por eso es la verdad más objetiva. Al mismo tiempo es la
oración en que se reúne la comunidad de todos los miembros de Cristo
13)." Asà es que no somos nosotros mismos los que configuramos nuestra
oración, sino que oramos como miembros del Cuerpo Mystico de Cristo,
con Cristo.
La norma fija del Oficio Divino que nos es dada por la IGLESIA DE
CRISTO (no por la secta ecuménica) es la autoridad religiosa que nos
enseña cómo hemos de construir nuestra vida religiosa. El Oficio Divino
da a cada uno y a cada grupo una forma o norma fija que nos protege del
peligro de dispersarnos en sectas. Podemos rezar el oficio en silencio
(sobre todo si es personal) o recitarlo en alta voz (si se trata de un
grupo) y también podemos cantarlo asà como nos lo enseña San
Gregorio. Pero ese canto no sólo tiene un significado artÃstico -ya
que ese canto es parte esencial del Oficio -; "el entusiasmo, la
presencia del Santo EspÃritu tiene forzosamente que manifestarse en el
canto espiritual, asà como ya nos lo enseña San Pablo: Ãllenaos en el
EspÃritu, entreteniéndoos entre vosotros con salmos, himnos y cánticos
espirituales, cantando y alabando de todo corazón al Señor 14)."
Santa Hildegardis instruye a los prelados de Maguncia acerca del
significado del canto del Oficio Divino: "Considerad, que asà como el
cuerpo de Jesucristo nació de la Virgen MarÃa por obra del EspÃritu
Santo, asà en la Iglesia el canto de la Alabanza Divina, como
resonancia de las armonÃas celestiales, tiene su origen en el EspÃritu
Santo. El cuerpo es el vestido del alma, y el alma le da vida a la voz.
Por eso el cuerpo tiene que elevar su voz en armonÃa con el alma para
cantar las alabanzas divinas 15)."
El Oficio Divino es la parte de la liturgia que podemos cantar y
celebrar sin sacerdote. Ninguna otra oración contiene e irradia Verdad
divina, bondad y hermosura como la oración litúrgica", dice Odo Casel.
Y por otra parte Odo Casel nos enseña ya en el año 1935 que "los
últimos siglos degradaron el Oficio Divino a una simple obligación, y
asà trasladaron la devoción más Ãntima a oraciones de carácter más
privado. Es un deber nuestro devolverle al Oficio Divino su lugar y
hacer que sea nue-vamente lo que fue, es y debe ser: (...) Alabanza de
Dios y camino de salvación del hombre 16)." Pues dice Santo Tomás de
Aquino: LAUS VOCALIS ERIT ETIAM IN PATRIA. Y en la fiesta de San
Gregorio la Iglesia canta: "Gregorius... Militantis ecclesiae
vocem...Triumphantis Sponsae Concentibus sociavit".Unió la voz de la
Iglesia Militante con las armonÃas de la Esposa Triunfante.
***
EpÃlogo
Restan unas breves palabras sobre la experiencia concreta del
canto gregoriano. Carlos A. Disandro nos enseñó el canto gregoriano con
el LIBER USUALIS. Directores de coro fueron, además de él mismo, un
maestro de piano y luego un carpintero que también estudió alguna vez
algo de música. Aquà cabe aclarar que C. A. Disandro y sus ayudantes no
actuaron nunca como autoridad religiosa, ellos sólo se desempeñaron
como directores de coro. Lamentablemente este grupo se disolvió a fines
del año 1987. En abril del 1991 comencé yo mismo con la dirección de un
pequeño grupo. En primer lugar cantamos las melodÃas que yo habÃa
aprendido con Disandro pero bien pronto nos animamos a estudiar los
introitus de Navidad y el 25 de diciembre cantamos los tres introitus
alternando con algún Kyrie eleison y algunas lecturas.
Recién en 1993 intentamos estudiar una vÃspera entera. Lo más difÃcil
eran los salmos. Para estudiarlos tuvimos que escribirlos en forma
explÃcita con letra y melodÃa. Asà logramos cantar las VÃsperas de
EpifanÃa el 6 de enero del año 1994. Hoy en dÃa nos reunimos una o dos
veces por semana y en alguna fiesta. Por ejemplo: el I. Domingo de
Adviento para las vÃsperas, en Navidad para el tercer nocturno de los
maitines (a las 10 de la mañana), en la fiesta de San Esteban para
laudes, el Jueves Santo para las vÃsperas y Ad Mandatum, en Pentecostés
para los maitines (también a las 10 de la mañana), en la Fiesta de la
Asunción de la SantÃsima Virgen para vÃsperas, en la Fiesta de los
¡ngeles Custodios para las vÃsperas y en la Fiesta de Todos los Santos
para laudes. Además del LIBER USUALIS usamos el ANTIPHONALE MONASTICUM
PRO DIURNIS HORIS (1934).
Notas:
1) Carlos A. Disandro, "La herejÃa Judeo-Cristiana", Editorial Struhart y Cia., Buenos Aires 1983, ISBN 950-9221-02-5 (pág. 11)
2) Carlos A. Disandro, "La Crisis de la Fe y la Ruina de la Iglesia
Romana", (Respuesta al Cardenal Joseph Ratzinger), Ediciones HosterÃa
Volante, La Plata (Argentina), 1986 (pág.10)
3) Carlos A. Disandro, "Cuestiones semánticas en la Iglesia. Theotokos." Ediciones HosterÃa Volante, Buenos Aires 1979 (pág. 21)
4) Feliciano Blázquez, "Juan XXIII ñ Y vino un hombre llamado Juan",
Editorial Verbo Divino, Navarra (España) 2000, ISBN 84-8169-410-X (pág.
141)
5) Carlos A. Disandro - op. cit. 3. (pág. 43)
6) Carlos A. Disandro, "Mysterium Ecclesiae" (Respuesta al Cardenal
Seper) En "La herejÃa judeo-cristiana", Editorial Struhart y Cia.,
Buenos Aires 1983. ISBN 950-9221-02-5 , op. cit (1) (pág. 143-203)
7) Carlos A. Disandro - op. cit 6., pág. 163
8) Carlos A. Disandro - op. cit.3. (pág.26)
9) DDr. Odo Casel/Maria Lach, "DAS CHRISTLICHE KULT-MYSTERIUM", Verlag Friedrich Pustet Regensburg (1935) (pág.115)
10) Carlos A. Disandro: op. cit. 1. (pág.9)
11) Carlos A. Disandro - op. cit. 3. (pág. 37-39)
12) Nos referimos aquà a la destrucción y a la reconstrucción de la
Iglesia como Institución de Salvación en el sentido que lo usa E.
Heller en EINSICHT. Está claro que la Iglesia como cuerpo mystico de
Cristo no puede ser destruida ni nosotros podemos reconstruirla pues es
la Iglesia la que nos hace a nosotros miembros de Cristo. Es decir, no
somos nosotros los que salvamos a la Iglesia, sino que es la Iglesia la
que nos salva a nosotros.
13) Odo Casel - op. cit. 9. (pág.141) El texto de San Pablo está citado
según la traducción de Mons. J. Straubinger reeditado por Club de
Lectores, Buenos Aires, 1979. Imprimatur de 1948 (pág. 272).
14) Odo Casel: op. cit 9. (pág.145)
15) Hildegard von Bingen, BRIEFWECHSEL, Otto M¸ller Verlag, Salzburg (pág. 239 s.)
16) Odo Casel - op. cit. 9. (pág.174)
***
Advertencia
El autor está dispuesto a hacer llegar a los interesados copias del
material que dispone y ayudar en lo que puede para facilitar el acceso
al canto del Oficio Divino. Para tal fin dirigirse al Editor de
EINSICHT.
|