"CARTA PASTORAL SOBRE LA FAMILIA"
+ Mons. Martín Dávila Gándara
Queridos hermanos en Cristo me es grato, escribirles en una de mis
primeras cartas pastorales, sobre un tema que es de capital
importancia, y que en estos tiempos, es de vital necesidad, para toda
la sociedad, ya que sobre la familia recae todo el peso de esta misma
como base que de ella es.
Es de notar en estos tiempos, la tremenda crisis que sufre la sociedad
entera, en todos los aspectos, y sobre todo en lo religioso con tantas
y tan variadas religiones y sectas que hoy en día proliferan, y lo que
todavía es más terrible, la crisis causada en la religión verdadera, la
Iglesia Católica por el gran cisma provocado por el Concilio Vaticano
II; siendo casi destruida esta Santa Institución (la Iglesia Católica);
el demonio, los enemigos de Dios y de la Iglesia, ya casi sin ninguna
defensa han ido triturando la base de toda la sociedad que es la
familia.
Es triste ver, los terribles efectos de esta crisis, como la corrupción
en todos los aspectos, como el alcoholismo, la drogadicción, hurtos,
fraudes, pornografia, etc.. esto es por nombrar algunos estos terribles
efectos.
Ante esta situación, es necesario que los Verdaderos Obispos y
Sacerdotes defendamos estas dos Santas Instituciones, la familia y la
Iglesia Católica.
Sobre el matrimonio y la familia Cristiana es necesario, recordar:
1. Que Dios Nuestro Señor la Instituyo
cuando creo a Adán y a Eva, y ahí mismo los unió en Matrimonio, como lo
dice, el capitulo 2 del Génesis.
2. Que es un Sacramento de la Nueva ley, Instituido por Jesucristo para
santificar esa unión entre el hombre y la mujer, y también para
comunicarle gracia para vivir cristianamente y educar a sus hijos en el
santo temor de Dios.
3. Que es necesario para la propagación del genero humano, Dios mismo
les da el poder de engendrar hijos, cuando les dice "crecer y
multiplicarse y poblar la tierra" (como no lo recuerda las Sagradas
Escrituras), por eso es necesario, en estos tiempos donde prolifera el
aborto y la castración en el hombre y la mujer, confiar en la
providencia de Dios y pensar que el criador no puede engañarse ni
engañarnos y que por tanto es perfecto y todopoderoso, precisamente la
desgracia del hombre comienza cuando llevado por la soberbia satanica,
empieza a idolatrarse así mismo y desconfiar de Dios.
4. Se debe hacer notar también la Dignidad de este Sacramento, y
recordar las palabras de Jesucristo, "Io que Dios ha unido, no lo
desuna el hombre" (S. Mat. 19, 6) Estas palabras se deben llevar
grabadas en estos tiempos, donde abunda, el adulterio y el divorcio, y
donde tanto los gobiernos del mundo como la nueva Iglesia nacida del
Vaticano II, han traicionado a la familia, los primeros autorizando
legalmente el divorcio, y los segundos, dando dispensas de una manera
escandalosa; para prueba basta ver las frías estadísticas, de indllltos
y dispensas que hace la nueva Iglesia en los Estados Unidos de Norte
América.
Es fundamental, recordar las obligaciones del matrimonio:
1. como el de amarse mutuamente, en
donde se refleje la unión de los corazones, donde se vea un solo
corazón y una sola alma, así como no los dice Dios Nuestro Senor en el
(Gén. 2, 24), "y los dos vendrán a ser una sola carne"
2. Ese amor debe ser verdadero, manifestado no por simples palabras, sino por obras.
3. El amor debe ser constante, no de un día, ni de dos, sino para toda la vida;
4. Debe ser cristiano no sensual, egoísta, sino lleno de cariño santo y de temor de Dios.
5. Ha de haber una inviolable fidelidad por lo que no es permitido dar
el corazón a otra persona; "la mujer no es dueña de su cuerpo, sino que
lo es el marido. Y así mismo el marido no es dueno de su cuerpo sino
que la es la mujer" (I Cor. 7, 4).
6. También ha de existir una castidad conyugal, llena de amor puro,
teniendo los esposos la obligación de evitar todo aquello que pudiera
ofender la mirada pura de Dios y filera contra la vir-tud de la
castidad. Atenta contra la santidad del Matrimonio y la virtud de la
castidad todo lo que tuviera por objeto impedir la generacion.
Obligaciones Individuales:
1. El marido tiene que profesar a su esposa, un amor tierno, delicado, fiel; teniéndole mucho respeto y consideración.
2. La esposa debe estar sujeta al marido, obedecerle en todo lo que sea
justo; debe ser amable, paciente y darle al igual que el mando el
primer lugar a la familia, claro esta, después de Dios.
3. El mando tiene que proporcionar a la familia todo lo que sea
necesario para el sustento y gastos indispensables, según-la
posibilidad de cada uno; no debe malgastar el dinero en juegos o en
bebidas, sino emplearlo en mejorar la situación de la casa.
4. la esposa está obligada a economizar, a emplear bien el dinero, y a esmerarse en las cosas del hogar.
Aparte de cuan necesario es cumplir con estas oblígaciones ya
anunciadas, hay otra imperiosa necesidad que tienen los casados, que es
"la gracia de Dios".
En el matrimonio, hay que sobrellevar innumerables penas que lleva
consigo este estado de vida, y a la vez que preservarse de los graves
peligros que hay en la conciencia, y solamente con la gracia de Dios se
puede alcanzar éxito, en esta importante empresa que es la familia.
Notemos algunas de las penas y peligros, que trae consigo el matrimonio:
a)Sabemos que el Sacramento es
indisoluble y esto hace que sea una carga pesada; una cruz que en
ocasiones se hace casi imposible de sobrellevar. La diferencia de
caracteres, de temperamentos; los celos y las sospechas son motivos de
graves disgustos, y es necesaria mucha gracia de Dios para tener
paciencia; tan solo Dios Nuestro Señor es quien en tales ocasiones
puede fortalecer el corazón humano para llevar resignadamente su cruz.
b)Con relación a los hijos, porque a menudo faltan los medios
necesarios para su educación, alimentación y vestido. Habrá penas
también porque por grandes esfuerzos que se hagan para educarlos
debidamente y crezcan en el santo temor de Dios, los hijos no
corresponden a tales esfuerzos, se revelan a sus padres, y entran en un
camino de libertinaje y disolución solamente la gracia de Dios puede aliviar semejantes penas.
Hay peligros que es necesario evitar
en el matrimonio; y realmente se requiere de la gracia de Dios para
poder hermanar cosas que entre sí es difícil conciliar, como:
a)La licencia conyugal con la continenGia y la castidad, más en estos tiempos, donde la pornografia reina en todas partes.
b)Otra de las cosas difíciles de compaginar es la amistad sincera con
la criatura, sin detrimento de la fidelidad inviolable que se debe a
Dios; "cuan dificil es que el cariño que se tienen que profesar los
esposos no venga a disminuir el amor que se le debe a Dios nuestro
creador.
c)Es difícil hermanar, el buscar los bienes de la tierra sin que el
corazón se apegue a ellos. El deber de sustentar a la familia obliga a
los esposos a buscar los medios necesarios para la vida, y educación de
los hijos. De ahi el peligro de que nazca en el corazón la codicia de
los bienes terrenos, de que se cametan injusticias y de que haga más
aprecio de las cosas de este mundo que de las celestiales.
Solamente la gracia del Sacramento es la que puede endulzar estas penas y librar de estos peligros.
Otro factor muy importante en el matrimonio es la comunicación, ya que
sin ella, se corre el riesgo de volverse monótona y mecánica la
relacion de los esposos; la buena comunicación es el ingrediente que
retroalimenta el amor de los cónyuges.
Aparte hay otros ingredientes que ayudan a las familias a lograr una estabilidad y felicidad relativa en esta vida:
1. Como el que los cónyuges busquen
cierta igualdad, claro se sobrentiende que la cabeza del matrimonio es
el marido, pero no debe de olvidarse que ante todo son una pareja, la
esposa ni es esclava ni tampoco su cabeza ante todo es su compañera.
2. Una familia feliz se basa también en el sacrificio mutuo de todos
sus integrantes, donde no solo los padres tienen que hacer sacrificios
sino también los hijos; es necesario dar a los hijos trabajos
domésticos, como el barrer, el asear su habitación etc.. Y así como sus
padres se sacrifican por hacerles regalos en Navidad y días especiales,
así también los hijos, deben ahorrar para regalarles a ellos, en el día
del padre o de la madre.
3. Para lograr felicidad y tranquilidad en la familia, es necesario que
halla reglas. Los hijos saben exactamente lo que pueden hacer sin
ofender a otros, y lo que no deben hacer. Saben que serán castigados si
violan las reglas.
El establecer reglas familiares definidas requiere completo acuerdo
entre el padre y la madre. Pocas cosas desconciertan tanto a los niños
como el que su padre establezca una regla de conducta y su madre haga
continuas excepciones de ella. Una vez puestos de acuerdo los padres,
ninguno debe de cambiar las reglas sin consultar al otro; de otra
manera, el hijo no sabrá que se espera de él. Y tanto el padre como la
madre deben poner algo de su parte para hacerlas cumplir.
Esta revisión que hemos hecho; de la naturaleza, obligaciones y
características y ingredientes especiales del matrimonio, nos sugiere
el lograr un ambiente genuinamente cristiano, ya que un hogar no es
producto de la casualidad, sino que deben poner en práctica los
principios que son resultado de reconocer el hecho de que la familia
debe ser un triángulo con Dios en el vértice; de no ser así estará
condenada a fracasar. Por que las características propias de un hogar
santo, feliz y fuente de la fuerza para sus miembros, solo proviene de
Dios todopoderoso. El amor que la madre despliega para su hijo, la
manera justa y congruente en que el padre ejerce su autoridad, no son
sino copias humanas de la aInorosa autoridad que Dios ejerce sobre
todos sus hijos. Y el respeto por Dios y por cada uno, que los miembros
de la familia despliegan en el hogar verdaderamente cristiano y feliz
procede de los mandamientos más importantes: que amemos a Dios con todo
nuestro espíritu y todo nuestro corazón, que amemos a nuestro prójimo
como a nosotros mismos.
Sinceramente en Cristo.
+ Mons. Martín Dávila Gándara
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