¿ES MONSEÑOR LEFEBVRE
UN OBISPO ORDENADO VALIDAMENTE?
por
Eberhard Heller
traducción de Alberto Ciria
(Reimpresión del artículo aparecido en EINSICHT, Año XIII, Nr.6, Febrero 1984)
Desde el discurso de Monseñor Lefebvre del 27 de mayo de 1976 en
Montreal, Canadá, en el que confirmaba haber sido ordenado sacerdote y
obispo por el masón Achille Liénart, el debate –llevado en un nivel
público o privado– acerca de si las ordenaciones administradas por
Liénart fueron válidas, o bien si él mismo es un obispo ordenado
válidamente, no tiene fin. Al margen de algunas indicaciones
ocasionales sobre el presente problema, hasta ahora no hemos adoptado
públicamente ninguna postura, puesto que, en nuestra opinión, el
material dado no es suficiente para una demostración concluyente de la
invalidez de las ordenaciones. A nuestro entender no se puede aducir
una demostración ni en sentido positivo ni en sentido negativo. Para
nuestra lucha contra el lefebvrismo han bastado argumentos más sólidos
(como por ejemplo el reconocimiento obligatorio del „N.O.M.“ inválido
para los miembros de la hermandad –ordenado por Lefebvre bajo amenaza
de expulsión–, o el reconocimiento obligatorio de los herejes Montini,
Luciani y Wojtila como Papas legítimos) para mostrar que Monseñor
Lefebvre y su organización no son más que un grupo de rebeldes
tradicionalistas dentro de la apostática organización de la „Iglesia“,
que no sólo no tiene nada que ver con la verdadera oposición católica,
sino que además, siempre que puede, destruye a ésta de modo
programático.
Entre tanto, sin embargo, toda una serie de sacerdotes han abandonado
la hermandad de Lefebvre y trabajan (o por lo menos lo intentan) como
curas en los más diversos centros de celebración. Esta circunstancia
nos da la ocasión de llamar la atención sobre el problema relacionado
con las ordenaciones que se les administraron.
En primer lugar presentamos aquí fragmentos del discurso que Monseñor
Lefebvre dio el 27 de mayo de 1976 en Montreal y que desató el debate
en todo el mundo:
„El Santo Padre [Montini] se educó en
un medio modernista [...]. Por eso no es sorprendente que el Papa no
reaccionara como hubiera reaccionado San Pío X, como hubiera
reaccionado el Papa Pío IX o un León XIII. Como fenómeno consecuente,
en el Concilio reinaba una atmósfera tal que no había oposición alguna
frente al influjo modernista ejercido por un grupo de cardenales que
estaba dirigido principalmente por él [...]. Ahora bien: hace dos meses
la revista tradicionalista CHIESA VIVA publicó en Roma en el reverso de
la portada –yo lo he visto en Roma con mis propios ojos– una fotografía
del Cardenal Liénart con todos sus atributos masones, el día de la
fecha de su iniciación en la masonería, el grado en el que pertenecía a
la masonería, luego la fecha en la que ascendió al grado vigésimo y más
tarde al grado trigésimo de la masonería, que se sumó a esta y a
aquella logia, en esta y en aquella ciudad. Desde entonces, hace
aproximadamente dos o tres meses, después de que apareciera esta
publicación, no he escuchado ningún tipo de reacción ni ningún tipo de
rechazo. Desgraciadamente tengo que decirles ahora que este Cardenal
Liénart es mi obispo, que es él quien me ordenó sacerdote, que es él
quien me consagró obispo. No es culpa mía [...]. Afortunadamente las
ordenaciones son válidas [...]. Pero pese a todo fue muy doloroso para
mí enterarme de esto.“ (Citado según la traducción alemana del Dr. Hugo
Maria Kellner, de Estados Unidos, en la carta Nr. 72 de julio de
1977; los datos sobre la pertenencia de Liénart a la masonería pueden
encontrarse en la revista CHIESA VIVA, Nr. 51, marzo de 1976,
dirección: C.V., Editrice Civiltá, Via Galileo 121, I - 25100 Brescia.)
Según ha podido demostrar el Dr. Kellner, ya antes de mayo de 1970
Monseñor Lefebvre tenía conocimiento de la pertenencia de Liénart a la
masonería.
Acerca de las personas de que aquí se trata:
Achille Liénart:
1907: ordenación sacerdotal.
1912: ingreso en la logia masónica de Cambrai (más tarde asociación con logias en Lille, Valenciennes y París).
1919: es nombrado „Visiteur“ (grado decimoctavo).
1924: es ascendido al grado trigésimo.
1928: es ordenado obispo.
Aparte, Liénart asistía a misas negras.
Marcel Lefebvre:
Nacido el 29 de noviembre de 1905 en Tourcoing, diócesis de Lille.
Estudiante en el seminario de Lille, en el que Liénart enseñaba como profesor antes de ser ordenado obispo.
Es ordenado sacerdote el 21 de septiembre de 1929 por Liénart, que entre tanto ha sido consagrado obispo.
Es ordenado obispo por Liénart el 18 de septiembre de 1947.
Fuentes acerca de la pertenencia de Liénart a la masonería:
André Henri Jean Marquis de la Franquerie, L‘infaillibilté pontificale,
segunda edición 1970, pp. 80 y ss. El libro puede adquirirse en Jean
Auguy, editor, Diffusion de la Pensée Française, Chiré-en-Mon-treuil, F
- 86190 - Vouillé.
El autor demuestra también que Liénart era satanista. Marquis
pertenecía a la cámara secreta del Papa y era conocedor de las
infiltraciones masonas en el Vaticano, y sobre todo también de las
actividades de Rampolla, secretario de Estado en tiempos de León XIII,
cardenal y masón.
Poco después de ser conocidos estos hechos las dudas sobre la validez
de las ordenaciones administradas por Liénart y Monseñor Lefebvre
empezaron a circular abiertamente. En seguida se concentraron en la
pregunta de si el satanista y masón de alta graduación Liénart en 1928
estaba dispuesto con la intención adecuada a recibir válidamente la
ordenación episcopal. Si esta pregunta tuviera que responderse
negativamente, entonces resultarían las siguientes conclusiones: si
Liénart no hubiera recibido una consagración episcopal válida, las
consagraciones administradas a Lefebvre evidentemente serían
también inválidas, así como las ordenaciones que el propio Lefebvre
administró.
En este sentido se ha argumentado aún de este modo: aun cuando la
"ordenación episcopal" de Marcel Lefebvre a cargo del sacerdote Liénart
hubiese sido inválida, al menos los dos coconsagradores habrían
administrado válidamente la ordenación episcopal. Este argumento sería
pertinente si fuera cierto que previamente Lefebvre había sido ordenado
sacerdote válidamente. Pero como la ordenación sacerdotal fue
administrada también por el masón Liénart, de cuya ordenación como
obispo precisamente se duda, siendo que por otro lado para la recepción
de la consagración episcopal se presupone la administración de la
ordenación sacerdotal válida, esta réplica ya no puede mantenerse.
La pregunta de si en 1928 la disposición intencional de Liénart era tal
que recibió válidamente la ordenación episcopal, en los círculos de la
posición católica se respondió de modo muy diverso:
- El Dr. Hugo Maria Kellner, de los
Estados Unidos, intentó demostrar la invalidez apuntando a posibles
falsificaciones en el derecho eclesiástico de 1917. (Cartas Nr. 72 y 75
de 1979.) A esta argumentación se sumó desde Francia en 1979 Abbé E.
Robin, entre tanto fallecido.
- Guerard des Lauriers, en aquella época Padre, trató de refutar los argumentos aportados. (Carta del 14 de junio de 1979)
- Gloria Riestra, en TRENTO, también consideró válida la consagración.
- Por el contrario A. Eisele, editor de las SAKA-Informationen, expresó sus dudas a comienzos de 1980.
- Fuertes dudas sobre la validez tienen el obispo Vezelis (THE SERAPH de 1983) y también los obispos mejicanos.
- Posteriormente, en una circular del 27 de abril de 1983 el Prof. B.
F. Dryden de Estados Unidos abogó de nuevo por su validez.*)
-En favor de la validez de las ordenaciones se aduce asimismo que es
seguro que Liénart habría recibido las ordenaciones con la intención
correspondiente, y por tanto válidamente, precisamente porque él quería
dañar a la Iglesia en calidad de obispo. (De modo similar a como sucede
en las „misas negras“, en las que las hostias también son consagradas
válidamente por obispos que han renegado para asimismo poder profanar
realmente el cuerpo de Cristo.)
En Múnich hemos discutido este problema con (+) H. H. Dr. Otto Katzer
varias veces y muy por extenso (más de ocho horas): la mera pertenencia
a la masonería no es suficiente en cuanto tal para demostrar la
recepción inválida. Únicamente la hace irregular. Pero en este caso el
Código de Derecho Canónico prohibe el ejercicio de los plenos poderes
obtenidos sin autorización. Tampoco la visita de „misas negras“ es por
sí misma un indicio suficiente. La herejía de Liénart y la destrucción
de la fe en el segundo Concilio, al que también se refiere Monseñor
Lefebvre, no permiten una conclusión directa acerca de su estado mental
o de su disposición intencional en el año 1928, en el momento de su
consagración (o más bien „consagración“). Pero si se toman en su
conjunto todos los momentos agravantes y se considera la posición de
Liénart en la masonería que hemos expuesto, todo eso permite dudar
justificadamente de la intención necesaria para la recepción válida. El
Padre Katzer, que primero se negó con rotundidad a ocuparse de este
tema, poco antes de su muerte llegó a considerar „que Lefebvre se
encuentra en una mala situación“, refiriéndose a la validez de su
ordenación, y cabe dudar de si a causa de la insegura intención de
Liénart.
Pero también podría ser que –como se ha aducido arriba– Liénart
mantuviera una intención suficiente precisamente porque quería dañar a
la Iglesia. Esta posibilidad es absolutamente oportuna, sólo que no se
puede probar.
En nuestra opinión, no se puede aducir una demostración positiva ni
para la validez ni para la invalidez. Una empresa semejante tiene que
acabar necesariamente en especulaciones teológico-morales o
psicológico-morales, dado que precisamente al Cardenal Liénart ya no se
le puede preguntar acerca de su postura en aquel momento –está muerto–,
y aun cuando hubiera podido dar una respuesta, no sería seguro que
pudiera recordar su intención en aquel momento, y aunque lo pudiera,
que nos dijera la verdad.
Para la administración de los sacramentos rige el principio „tutior“,
es decir, tiene que elegirse la administración más segura. En caso de
una administración demostrablemente dudosa la Iglesia prescribe repetir
este sacramento sub conditione.
En el caso presente, nos sumamos a las recomendaciones que Monseñor
Guerard des Lauriers –que por aquel entonces todavía no había sido
consagrado obispo– daba a sus alumnos que habían sido ordenados (u
,ordenados‘) por Monseñor Lefebvre y que a causa de conflictos
dogmáticos habían abandonado su organización: bajo las circunstancias
dadas, entre las que están las ordenaciones de Lefebvre, hacerse
reordenar sub conditione.
* * *
Nota:
*) Entre tanto se han adoptado más posturas sobre este problema. Entre
otras les recuerdo la expo-sición muy extensa del Padre Groß en KYRIE
ELEISON Nr. 1-4, 1987, quien trataba de solventar las dudas sobre la
vali-dez de las ordenaciones a la manera del teólogo dominico Ambrosio
Catharinus (+1535). Por contra, André Per-lant, entre tanto fallecido,
le respondió con sus „Observaciones sobre la teología del Padre Groß“
(„Anmerkun-gen zur Theologie von H.H. P. Groß“, EINSICHT Nr. 4, año 20,
octubre de 1990, pp. 37 y ss.), donde, frente al parecer del Padre
Groß, insistía de modo decisivo en la importancia de una intención
positiva en la administra-ción de los sacramentos. En un capítulo del
número especial „La destrucción del sacerdocio sacramental a cargo de
la ,Iglesia conciliar romana‘“ („Die Zerstörung des sakramentalen
Priestertums durch die ‘römische Konzilskirche‘“, EINSICHT, segundo
número especial, abril 1991), el Prof. Wendland trataba igualmente de
aportar la demostración de que las ordenaciones de Lefebvre son
inválidas debido a la falta de intención.
* * *
CARTA DE SU EMINENCIA EL ARZOBISPO NGO-DINH-THUC
A MONSEÑOR LEFEBVRE ACERCA DEL PROBLEMA
DE LA VALIDEZ DE SU ORDENACIÓN
"Rochester, New York 14616 USA
Monseñor,
me he enterado de que en la actualidad se encuentra Vd. en un mal estado de salud. Por este motivo deseo decirle algo.
Vd. fue ordenado obispo por el cardenal Liénart. Ahora bien, este
cardenal jamás fue un creyente de nuestra religión, por lo que la
ordenación de Vd. a cargo de él es nula.
Yo estoy dispuesto a ordenarle obispo o a encontrar un obispo que aceptara ordenarle en secreto.
Por cuanto respecta a los seminaristas a los que Vd. ha administrado
recientemente la ordenación sacerdotal, Vd. estaría entonces preparado
para transmitirles el ministerio sacerdotal o para encontrar un obispo,
por ejemplo, yo mismo, que los ordenara. Todo esto en el más estricto
secreto, sólo sabido por Vd. y por mí.
Pierre-Martin Ngo-Dinh-Thuc, Arzobispo" |