EL TEMA DE LA RESTAURACION DE LA JERARQUIA CATOLICA RESEÑA - BIBLIOGRAFICA Y COMENTARIOS -
por Tomás Tello
HELLER Eberhard, Director de la revista EINSICHT. Comienzo por el Sr. HELLER, porque nadie le ha aventajado en interés y esfuerzo para encontrar la solución del problema capital del Restablecimiento de la Jerarqula Católica. Merece honores de pionero. Suum cuique.
Los tiros de Einsicht, casi desde sus inicios, iban dirigidos al blanco de la CUESTION-CLAVE. Ese ha sido su Leltmotiv. Deseo pues, aprovechar esta ocasión para rendir público homenaje a este pionero en la lucha por resolver la crisis de la única manera eficaz - contando con la ayuda divina, por supuesto - conpuede y debe hacerse Integramente, esto es, mediante el restblecimiento de la Jerarqula católica. Gracias a el - el instrumento de que Dios se ha valido-pomos contar hoy con la base de una Jerarqula apostólica, católica y visible.
Sirvan pues, estas palabras y la reseña de su obra sobre el tema de reconocimiento de su inapreciable e incomprendida labor; de aliento para continuar por el camino emprendido y de compensacion, por no haber tenido sus estudios el debido eco y por los ataquesa veces despiadados - de que ha sido objeto.
El Sr. HELLER intentó emprender el estudio sistemático sobre la cuestión-clave de la elección de un Papa, a partir de Febrero de 1986. Ha publicado ya siete artículos secuenciales, tratando de buscar la forma de proceder legítimamente a una elección papal en las presentes circunstancias. Pero el Sr. HELLER se había percatado ya varios antes de cuál era el negocio principal que había que resolver. Por eso, procuró dar el primer paso, el paso previo para la solución del problema, que fue el de cooperar a la consagración episcopal de sacerdotes sedevacantistas, que se hubieran destacado en el campo de la resistencia católica en contra de la iglesia conciliar.. Ya en 1.973, mediante su gestión, consiguió que Mons. Blasius Sigebald KURZ ordenara sacerdote a Günther STORCK, con la intención expilcita y expresa de servir a la verdadera Iglesia residual. (1) En Abril de 1.981, publica un artículo en español (previamente había sido publicado en alemán, francés e inglés) cuyo título reza así: "Lo único que queremos es la Misa Tridentina. Exégesis de un slogan." (2) En dicho artículo, se combate el afán de concentrar toda la resistencia en ese único punto, como proclaman muchos tradionalistas, entre ellos, con especial énfasis, los econianos."Sí, - dice el sr. Heller - la verdera Misa, únicamente en la verdadera Iglesia. Nunca hemos visto la Misa aislada del resto. Si la cuestión de la Misa fuera el único problema, no habría razones para evitar la participación en las misas celebradas por las sectas, por ej., por los sacerdotes del Palmar de Troya." En el artículo: "Algunas consideraciones sobre las consagraciones episcopales efectuadas por Mons. THUC y Mons. CARMONA" (3) se pregunta "¿Cómo podria salvarse la Iglesia como Institución? ¿Como puede asegurarse la sucesión apostólica?" El sr. Heller manifiesta su opinión y su actitud práctica al respecto: "Todas las cuestiones enumeradas, no fueron tratadas sólo teóricamente, sino que también con nuestras limitadas fuerzas, intentamos trabajar, en concreto, por su solución, sin manifestarlo públicamente, desde luego." Asimismo, manifiesta que un Papa hereje tiene que ser declarado como tal públicamente, al ser la Iglesia una Institución visible jurídicamente organizada. Constata que no se observa ningún esfuerzo por parte del clero ortodoxo para terminar con la situación actual. Nadie quiere arriesgarse. Cuenta que se dirigió a Mons. LEFEBVRE, suplicándole que, a la vista de la necesidad, consagrase un obispo; pero reaccionó cínicamente. Sólo accedió a ello Mons. Thuc "por ver-dice-de manera semejante a nosotros, el inminente peligro para la Iglesia." He aqui, el resumen de otro artículo atñente al tema: "Qù en sommes nous?"
1) Cristo otorgó sólo a su Iglesia el poder de administrar los Sacrementos y medios de salvación, no a una miríada de sectas. 2) En la tempestad, la urgencia de salvación es la que impera los medios de salvamento. 3) Da la voz de alarma sobre un doble riesgo: a) la ceguera de un activismo precipitado; b) o el de dejarse arrastrar por el derrotismo y la resignación, cuando se trata de desenredar la madejade los datos embrollados de un grave problema.
4) Confiando en la asistencia divina, pudo, gracias a la cooperación de Mons. Thuc, salvar la sucesión apostólica amenazada. Si tal es el plan de salvación divina, se ha conseguido asegurar por la continuidad de la sucesión la apostolicidad de origen. 5) A la objeción de algunos de que la interrupción de la sucesión apostólica no entrañaba un riesgo inminente, en tanto existieran en la nueva Iglesia obispos válidamente consagrados, susceptibles de conversión, responde: "Esa eventualidad es una hipótesis que nadie puede descartar. Pero, en el caso de que pudiera llegar a ser un hecho, nada, en la práctica y en la perspectiva de una restauración de la Jerarquía, distinguiría a estos obispos convelsos de los promovidos por Mons. Thuc; pues, su conversión no les haría recobrar su antigua jurisdicción, que perdieron al desviarse de la fe.
6) En ese caso, la proclamación de la Vacancia y la elección de Papa, cuestión ligada a la restauración de la Jerarquía, se habría diferido, sin ganar nada con ello y el riesgo corrido para la Apostolicidad se hubiera acrecentado inútilmente...
7) Se hizo lo que se debió hacer. Renunciar a restaurar la organización jerárquica de la Iglesia es adoptar un punto de vista sectario y, por consiguiente, perder el mandato legítimo de dispensar los Sacramentos y demás medios de salvación. Sin Jefe supremo corresmo el riesgo de derivar hacia un protestantismo involuntario.
8) El objetivo a que debemos apuntar, sin cesar, es el de la Unidad por la restauración de la Jerarquía en su perfección anterior.. "El que quiera-dice-pertencer a la Iglesia debe participar en las etapas de la misma. No basta con oponerse al N.O.M., al usurpador Wojtyla y a sus partidarios. Es capital además... que asumamos la restauración de la Iglesia militante." (4)
En el Núm. Especial de Mayo de 1.984, como colofón a la carta que el sr. Alvaro R. ARANDIGOYEN dirigió a Mons. CARMONA, el sr. Heller expresó un jucio lleno de sabiduría católica. He aquí sus palabras: "Este asunto continuará ocupándonos y será estudiado en la CONTROVERSIA (subrayado mío), hasta llegar a retener sólo los puntos que sostenga toda crítica católica." (Si, añado yo, esa es la única manera de llegar a un consenso racional y católico). "Nos esforzaremo-continúa-en encontrar autores que puedan aportar informes sobre la elección papal y sobre las modalidades de elección en las presentes circunstancias. Los puntos de vista adelantados por el sr. RAMIREZ ARANDIGOYEN serán así puestos a prueba." En una nota al trabajo de Vida ELMER "EINE KIRCHE OHNE BISCHÖFE? (5) hace la siguiente referencia al tema: "El hecho jurisdiccional en la Iglesia sólo puede ser originado por un Papa legítimo. Como pudiera realizarse, en las presentes circunstancias, dicha elección papal es algo sobre lo que existe una gran falta de claridad. Nosotros intentaremos pronto una solución al problema." Con estas palabras se anuncia la aparición de un estudio sistemático sobre el tema. Al mismo tiempo que expresaba su preocupación por el problema capital, iba recogiendo, en las páginas de su revista, los trabajos que tocaran el tema directa o indirectamente. "La sucesión apostólica-decía-es un asunto que concierne a toda la Iglesia, no a un obispo único" (6) Y añade: "Siempre que me era posible, me esforcé por provocar una colaboración entre los diversos sectores de la resistencia católica. " (7)
En la serie sistemática sobre la cuestión, publicados bajo el epígrafe "Der Wiederaufbau der kirchlichen Hierarchie", recoge las opiniones de aquellos autores que traban el tema. La reseña de estos artículos se deja para más adelante, al tratar de los respectivos autores, cuya opinión expone, anal-iza y critica el SR. Heller. Pero haré la reseña de la parte introductoria del primer artículo (8), en la que se pretende delinear el estado de la cuestión.
El Sr. Heller inicia su trabajo lamentando el ostensible estancamiento en su batalla eclesial, desde hacía ya tres años y describe sus causas, que son las siguientes:
1) La apatía creciente, el desgano y una galopante falta de confianza en la pastoral de los clérigos "a causa de su malvada falta de unidad entre ellos." 2) El cándido egoísmo de la propia santificación y falta de una buena disposición de cooperación. Esto ha dado lugar a una resignación y a una pasividad que renuncia a poner el menor esfuerzo por el restablecimiento de la Iglesia. 3) La confusión expresamente provocada por agentes disfrazados con vestiduras piadosas y las divisiones entre los diversos grupos y personas tradicionalistas.
Propone aunar esfuerzos, aun cuando fallen los resultados tangibles a corto plazo. Intenta, posteiormente, señalar el objetivo de la operación. No se trata del problema de una renovación universal de la Fe, sino del restablecimiento de la organización constitucional instituida por Cristo, con el fin de asegurar la salvación de los fieles. Reconoce difícil fijar el estado de la cuestión. Reconoce que, en las presentes circunstancias, es imposible una restitución amplia y rápida de la Jerarquía. Por ello, una tratado sobre la misma, les puede parecer a algunos un sinsentido. Sin embargo, cree "que es absolutamente necesario elaborar un concepto de solución; porque, sin dicho concepto previo, no podría tener lugar la misma.
A continuación describe la situación eclesial del momento. Da como cosa segura el hecho de que los obispos de la línea Thuc carecen de jurisdicción. Pero, a mi juicio, la considero una cuestión abierta. Por último, termina haciéndose esta pregunta: "¿Cómo se puede reconstruir, de nuevo, la Jerarquía jurisdiccional?" Exiten varias respuestas:
1a. Se espera que Cristo baje, de nuevo, a la tierra para limpiar por sí mismo, de manera personal, directa e inmediata, el establo religioso de Augías; pues, parece imposible que el h-ombre pueda introducir el orden en el caos imperante. A esto responde el Sr. Heller que "Cristo anunció su regreso para el juicio... Hasta tanto, El confió a los hombres la administración de su sagrada institución." 2a. La de aquellos que consideran que la Restauración se realizará por el milagroso prodigio de la conversión de la Jerarquía apóstata y todo volverá a su primitivo cauce, como si nada hubiera sucedido. La rechaza; ya que, según la Bula "CUM EX APOSTOLATUS OFFICIO", el hereje queda absolutamente inhabilitado para ocupar un oficio eclesiástico. 3a 9). La de los que consideran la solución de la crisis, mediante el restablecimiento de la Jerarquía católica, como legalmente imposible. 4a. Finalemente, existe la corriente, que sí considera perfectamente posible la solución, con la ayuda de Dios y el esfuerzo de los hombres de la Iglesia.
Seguidamente, da comienzo a la exposición de las diversas opiniones al respecto, iniciándola con la tesis de N.M. GWYNNE.
NANTES (De), Georges. - Este abate francés, que como todos saben no sólo no es sedevacantista, sino feroz impugnador del sedevacantismo, ofreció, asimismo, una solución para la Restauración de la situación anterior, desde su errónea perspectiva del "DEPONENDUS EST", por supuesto. Pero que se debe reseñar, por tener cierto interés en sí, y por haber influído en otros autores sedevacantistas. Según G. de Nantes (!), se debe intervenir. Es necesario un proceso. Pero ese derecho no corresponde a un Concilio, ya que no.
Notas:
(1) Cf. EINSICHT; Agosto, 1984, p. 75. (2) EINSICHT, Abr. 1.981, pp. 327-329. En alemán: "Nur die alte Messe. Exegese eines Schlagwortes". X(4) pp. i49-151. En francés y en inglés, X (5), pp. 225-228 y pp. 229-231, respectivamente. (3) L.c. XII (3) p. 101-103 y en Special Number, Dic. 1982, p.14-17. (4) L.c. Special Number, Junio 1983, pp. 11-16. En alemán: XIII (1) Mai l983, pp. 53-57. (5) L.c. XIV (3). Oct. 1984, pp. 98-101. (6) EINSICHT, Sp. No; Jun. 1984, p. 10. (7) L.c. Julio, 1984. (8) L.c. XV (6) Febr. 1986, pp. 150-154. (9) "Paul VI est-il (encore) Pape. "La CONTRE-REFORME CATHOLIQUE"" No 25, Oct. 1969, p. 8.
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