BREVE RESEÑA SOBRE EL TRADICIONALISMO EN MEXICO
por Gloria Riestra de Wolff (Secretaria General y Comisionada de Prensa de la UNIÓN CATÓLICA TRENTO de México)
Al igual que todos los países nacidos al calor de la Fe Católica, México, nación Mariana por excelencia, nación de mártires y cuna también de santos y de católicos insignes en la Jerarquía y en el mundo de los seglares, no podía permanecer ajeno el sacudimiento universal que produjo en la conciencia católica la borrasca neo-modernista desatada por el Vaticano II, donde se conjugaron esfuerzos y consignas antiguas de la "Contra Iglesia" para dar una batella - según los deseos de los enemigos - decisiva por su alcance y profundidad, con el fin de abatir definitivamente a la Iglesia Una, Santa, Cotólica y Apostólica. -
Para quienes hemos venido observando da cerca - y tomando humilde parte además en la defensa de la Fe -, el desarrollo de los acontecimientos, es fácil comprobar cómo la reacción del clero y del pueblo católico ha sido en unos aspectos similar a la de la mayoría de los países católicos, pero en los puntos de mayor importancia difiere la actitud, de los grupos mas prominentes, ya que a Dios gracias en México exists una organización bien fundamentada que reúne a los sacerdotes y fieles que sostienen con fundamento en la doctrina y el Derecho de la Iglesia, que la Sede Romana está vacante, y que en ésto radica el problems fundamental al presente, pudiéndose dirigir bajo esta visión la batalla a fondo contra el cisma, la nueva religión, y los falsos jerarcas. Mas de esta asociación trataremos posteriormente.
Lo que hay que hacer notar en el caso de México respecto al pueblo católico, es que los fieles en su inmensa mayoría fueron atacados, por decirlo así, por el Progresismo, estando en condiciones más dosfavorables que en otros países. Pues la educación laica y pro socialista impuesta por el Estado ha producido ya verlías generaciones de católicos que sólo tienen el conocimiento de la religión recibida del catecismo de la Primera Comunión. La minoría asistente a los colegios católicos que actúan al margen de la ley (con la espada de Damocles siempre encima), tampoco tuvo una preparación intelectual adecuada como para enfrentax con fuerzas propias una marejada herética. Confiados en sus obispos más que nada, y viviendo aún las élites de las organizacionss católicas una Fe poco ilustrada, la masa de los bautizados fue como en otros países sorprendida, y cuando el sentido de la fe instó a muchos a preguntarse, a investigar, y a defenderse, ya la multitud estaba entregada, podemos decir que de buena fe, a la "obediencia" de los obispos que iban y venían de Rena en los años conciliares. El proceso del descubrimiento de la totalidad de la embestida herética y de sus causss, fué así lento. En 1967 todavía el que después sería llamado el "teólogo de hierro", Rvdo. Padre Doctor Joaquín Sáenz y Arriaga en su obra "Cuernavaca y el Progresismo Religioso en México", no llegaba a desconocer a Paulo VI. Y quien este artículo escribe, en aquel tiempo, estando bajo la influencia de obispos y sacerdotes que habían sido sus maestros en la ortodoxia, pero descubriendo enmedio de una total soledad, en el inicio de su lucha, que muchas cosas andaban mal en la Iglesia, tampoco alcanzó a ver claramente el origen de muchos males, o la realidad de éstos inclusive, porque las circunstancias en que se originó el presente cisma fueron tales, que las almas que angustiadas interrogábamos sobre la verdad a nuestros postores, en vez de hallar la doctrina verdadera y la instancia a su defensa, nos encontrábemos con que con hábiles sofismas nos conducían al error, poniéndonos en la disyuntiva, - entonces para nosotros espantosa -, de tener que pensar que ellos en su totalidad voluntariamente acataban la herejía, y apartarnos de ellos en una lastimosa situación incomprensible, o bien confiar en ellos en los puntos teológicos que a la mayoría le era imposible investigar por sí misma, cayendo así al abismo por respeto a una autoridad que ya había perdido la jerarquia, y para colmo, con una actitud de buena fe por parte de quienes en ese entonces nos ecogísmos desesperadamente al juicio de los que fueran nuestros guías y hasta jefes en anteriores luchas en defonsa por la Fe.
Pero las cosas llegaron a un punto tal en que ya no era necesaria una profunda instrucción teológica para conocer que muchas doctrinas y normas dadas por la nueva iglesia eran totalmente heréticas y opuestas al Dogma católico. Y unas cuestiones novieron a unos, otras a otros, como en todas partes, a dar el paso decisivo oponiendo el derecho de la verdad católica púplicamente, ante al error también oficialmente promovido. Los intelectuales católicos comenzaron a unirse en México ante todo en torno al R.P. Joaquín Sáenz y Arriaga, y la definición final de posiciones tuvo lugar cuando este sacordote de preclara visión o escribió el libro titulado "la Nueva Iglesia Montiniana" en 1971, en el que hace responsable a Paulo VI de la destrucción da la Iglesia, y se interna en el estudio de una posible vacancia de la Santa Sede en ese período, manifestando sus dudas sobre si el Concilio Vaticano II - cuyo transcurso siguió de cerca en Roma -. estaría inspirado por el Espíritu Santo, dadas las cosas tan opuestas al Magisterio que de ahí habían surgido. La obra mencionada le valió la "excomunión", (inválida por supuesto) y su obra escrita posteriormente con el título de "SEDE VACANTE" publicada en 1973, nos confirmó a todos los que quisimos ver las cosas a través de la doctrina verdadera de la Santa Iglesia, en la terrible pero no menos real evidencia de que la Sede de San Pedro estaba siendo usurpada, como las sedes de todeslas jurisdicciones sometidas al falso poder destructor de Paulo VI.
La exposición del problema fundamental de la Iglesia, o sea de la vacancia de la Sede Romana, y la nueva abundancia de datos sobre una "nueva iglesia" que el Padre Sáenz llamó "montiniana", por haberle tocado vivir para lamentar la destrucción efectuada por Montini, dividieron a los católicos en dos grupos fundamentales; nos referimos a los "tradicionalistas" o sea a los que de alguna manera venían manifestando su oposición a las nefastas doctrinas y reformas postconciliares, sin que se presontaran eún en grupos con forma organizada. Mas bien grupos de amigos se reunían en torno a diversas publicaciones, y fue el boletín denominado "Trento" fundado por el Padre Sáenz y Arriaga, el lazo de unión y comunicación entre el teólogo y el cada vez mayor grupo de convencidos de la verdad de sus aseveraciones apoyadas en la doctrine de la Iglesia.
Así se delinearon, por un lado, los que sostenían la vacancia de la Sede Romana, y por otro, los que comprobando la destrucción ya imposible de ocultar en su amplitud y en su procedencia de la misma Roma neo-modernista, se empeñaban y empeñan en defender algunos puntos de doctrina o de culto verdaderos, pero defendiendo con hábiles sofismas a los autores y mantenedores del desorden y más bien catástrofe ocasionada en la Iglesia. No estamos aquí juzgando conciencias ni intenciones generales, sino exponiendo lo que objetivamente se ve. No podemos menos de reconocer que sigue siendo la ignorancia en materia religiosa lo que confundo a las é almas católicas enfrentadas al problema de desconocer a quien fueron medularmente enseñadas a venerar: al que ocupa la Silla de Pedro y a la jerarquía sometida a él. El sólo oir hablar de la Sede Romana Vacante asusta tanto a multitudes que no tienen una Fe ilustrada, que estas masas populares aún estando descontontas ante evidenciae ya innegables y que repugnan a su sentido de la Fe, por lo que ven en todos los ámbitos da la Iglesia, se niegan rotundamente a ir más allá de sus propias conjeturas personales y quejas entre amigos, sin querer reflexionar sobre la profundidad del problema.
Tratándose de las personas que se fueron uniendo en grupos o grupúsculos "tradicionalistas", todo parecía ir bien y ser un movimiento unánime en tanto que por unos años la actitud general ante la crisis era de protesta por puntos doctrinales comprensibles para todos, en los aspectos del "Progresismo" que aún algunos obispos repudiaban, sin faltar ocasionales alusionos del mismo Paulo VI negativas hacia el "Modernismo", que animaban más en su posicón de "protesta" y de fidelidad al "Papa" y los obispos, a los católicos que iban surgiendo y manifostándose como defensores de la Tradición.
En ese mismo espíritu para nosotros ahora contradictorio, permanecen pequeños grupos de amigos en torno a las revistas "Integridad", "la Hoja de Combate", "Ecumenismo" y una que otra hoja sin trascendencia. Hay que citar también las publicaciones de "Difusora Mariana". La diferencia entre los tradicionalistas que ya estaban definidos como tales (unos en un sentido restringido) en los años sesenta y los que se encuentran hoy en México a partir del 70, radica en que la grande y fundamental división se hizo a partir de que el Padre Sáenz planteó los problemas de fondo, como hemos dicho, y desde entonces ninguno de los que se mueven en el ambiente tradicionalista puede alegar ignorancia inculpable ya que a partir del Padre Sáenz y sus obras, sus seguidores -que lo somos sólo de la doctrina católica aplicada al caso -, hemos puesto todo nuestro empeño en poner al alcance popular la verdadera doctrina y la evidencia de los hechos.
Así pues, repetimas, los tradicionalistas que en México siguen la línea que aquí llamamos "blanda", si al principio estaban como estuvimos nosotros, en lo que era el inicio para una evolución en la real apreciación del problema de la Iglesia, ahora no puedon aducir excusa por ignorancia, y las polémicas que hemos tenido en el ámbito periodístico, por ejemplo la de una servidora con el Lic. Salvador Abascal, director de la "Hoja de Combate", han sido suficientemente ilustrativas no sólo para los tradicionalistas sino para gran parte del pueblo católico. Y por desgracia, lo que es evidente, es que pese a conocer ahora la totalidad y magnitud del desastre ocasionado por Paulo VI y sus sucesores pnincipalmente, y conociendo la argumentación teológica admitida por la Santa Iglesia en el caso de un posible antipapa o Papa herético, se niegan rotundamente a reconocer la verdad, y lo que es peor, como el Lic. Abascal, acaban defondiendo púplicamente lo que poco antes rechazaban, por ejemplo, el caso concreto de la comunión concedida a los protestantes en documento oficial por Paulo VI.
Los enimadores del falso tradicionalismo. Aún en vida del. R.P. Sáenz, fallecido en 1976, aparecieron extraños animadores del falso tradicionalismo. Lo llamamos falso porque se trata de un contradictorio amor ala Tradición, que colabora con los destructores de la misma.
Es indudable que el episcopado mexicano (caído en pleno en el cisma) veía con buenos ojos que los católicos, sobre todo los intelectuales, tanto miembros del clero como seglares, se entretuvieran desahogando sos inquietudes respecto a lo que veían contrario a la doctrina, con aspectos "laterales" por así decirlo, del problema, mas sin llegar al fondo. De ahí que esas revistas como las mencionadas, sigan recibiendo las felicitaciones de los "obispos", y que hayan sido consentidos y tolerados experimentos de "fusión" de los tradicionalistas, y actividades de extraños sacerdotes que como aquí es decir popular, "le prenden una vela a Dios y otra al diablo". Así de pronto surgieron dos jesuítas a quienes la Compañía de Jesús permitió y permite que desobedezcan las soberanas órdenes de la Roma por ellos reconocida, y que andan metidos en los núcleos tradicionalistas (de falsa línea, repetimos), celebrándoles la Misa Tridentina y administrondo los verdaderos sacramentos, por desgracia; defendiendo algunos puntos de la Verdad Católica, y viajando libremente por todas partes con permiso de sus superiores, valiéndose de la necesidad espiritual de los católicos (por lo que decimos que por desgracia administran realmente los sacramentos) para al mismo tiempo convencerles de que no se puede hablar de la Sede Vacante, de que en muchas cosas no es el "Papa" el culpable, y demás sofismas que resultan ser una defensa de los cismáticos postconciliares y toda su trama. Los activos jesuítas mencionados son el Padre Benjamín Campos y el Padre Adonaí Correa. El primero es autor de un libro que en vez de ilustrar confunde, titulado "Cristo Ayer, Hoy y Eternamente" que es una sofística defensa de Paulo VI. Baste esta frase tomada de su obra: "... El pueblo ... ha sido engañado con esta verdad desfigurada, porque muchas cosas que dicen que el Papa ha dicho, no las ha dicho el Papa. ¿Ejemplos? Les han dicho que el Papa mandó que se comulgue de pie, y el Papa no lo ha dicho. Les han dicho que el Papa no quiere que se conserve la tradición, y el Papa ha dicho todo lo contrario" ... Y así por el estilo. Por otra parte, el Padre Adonaí Correa, el otro jesuita, comenzó su "apostolado" entre los tradicionalistas asistiendo a un centro de "apariciones de la Virgen María" junto con el Padre Campos, en el pueblo de Puruarán, Mich., para oficiar ahí para los miles de peregrinosque iboan a conocer - y van aún - los mensajes de los "videntes" y venerar una imagen de la Virgen pintada en tela, de la que desde un principio se dijo que era "la encarnación de La Virgen". O sea que la Virgen María estaba "encarnada" en dicha tela. V así, inexplicablemente continúan ambos siendo miembros de la deteriorada Compañía de Jesús, y al mismo tiempo "tradicionalistas" con permiso de asistir al gran número de católicos - en su mayoría confundidos - que desean másque nada asistir a una Misa verdadera y recibir los Sacramentos. El precio es el aumentar en lo doctrinalconfusión, y quedar inmunes, "espiritualmente vacunados" contra la tesis de la Sede Vacante, y por lo mismo inmovilizados para la verdadera lucha, estos católicos, que en grandes peregrinaciones acuden a dicha centro.
Do manera especial tenemos que referirnos a la editorial "Difusora Mariana". Desde sus oficinas dirigidas en México por el Sr. Jacobo Magallón y el Ing. Tomás Moreno Carbantes, es con sus publicaciones, vocero de supuestas "revelaciones" que reciben en distintos puntos de la tierra, sobre todo de parte de la Virgen María, dicen, "visionarios" que convienen todos en un punto: el "Papa" no es el autor de la destrucción en la Iglesia. Unos dicen que tiene un "doble" y está secuestrado, (esto en tiempos de Montini), que el Progresismo no está instalado desde arriba, sino que es cosa de infiltración en la Iglesia. Esto dicho a masas ignorantes ávidas de alguna novedad espiritual enmedio de las prédicas materialistas en que viven y la desacralización de la iglesia postconciliar, es un gran atractivo acompañado de "pruebas" de las apariciones como, "retratos" inclusive de la Virgen María y el contenido de diálogos sin fin entre los supuestos videntes y la celestial Señora. Y si además enlos videntes están protegidos por un centro "tradicionalista" de manera que ahí se celebre la Misa Católica como en México en dos sitios prominentes, como Puruarán y el convento de las religiosas "Mínimas" fundado por la supuesta vidente "Madre Conchita" (recientemente fallecida pero cuya obra se continda), para qué más decir que los católicos ávidos de tener los rites tradicionales acuden en masa, oyendo entre las "voces del cielo" el mensaje falso sobre la realidad de la Iglesia.
La corriente que aquí llamamos "aparicionista" es muy fuerte en México, y particularmente tenemos que lamentar que existan allegados al cisma del Palmar de Troya de España, sede de la llamada "Iglesia Católica, Apostólica, Palmariana", que como sabemos tiene su "Papa", Clemente Domínguez, infelizmente consagrado obispo por un obispo chino de tendencias tradicionalistas que posteriormente se arrepintió, bastante tarde, de haber cometido aquel gravísimo error. Los agentes de este cisma, unos venidos de Españia desde hace años incluído el propio Clemente Domínguez, y posteriormente otros mexicanos de nexos con ellos, prepararon el terreno para que los "tradicionalistas" cayoran en la trampa final del cisma. Ni qué decir que los "visionarios" del Palmar son enemigos acérrimos de toda alusión a la culpabilidad de Paulo VI. Esta extraña secta lo ha ya "canonizado" como a una víctima, y sus adeptos se acogen a los beneficios sacramentales de una treintena de obispos y un creciente clero ordenado, que les hace olvidar zu sentido de la fe católica y su deber de investigar la verdad sobre la destrucción de la Iglesia. Pues ellos son, según eso, la continuación de la verdadera Iglesia.
Existen también adeptos a los "videntes" del movimiento llamado "Eéjrcito Blanco de María", con central en España.
En este ambiente de confusión y engaños nació no obstante, creció y germinó entre los "tradicionalistas" la línea de la Sede Vacante, o sea la rama de católicos que recibieron la doctrina de la Santa Iglesia aplicada al presente caso por el R.P. Sáenz, y que no sólo la recibieron, pues sus tesis son públicamente conocidas por la resonancia, sobre todo, que tuvo su pretendida "excomunión", sino que quisieron abrir los oídos para oir, entendiendo la verdad de la situación, pese a que proclamar en adelante esta verdad y trabajar obligadamente en conciencia por la difícil solución, les trajera múktiples trabajos y penalidades a causa de la oposición no sólo del clero, sino también de todos los otros grupos "tradicionalistas" convertidos en enemigos de la proclamación de dicha verdad, por más que, repetimos, se haya ampliamente demostrado. La realidad de que la Santa Sede está no solo vacante, o sea vacía respecto de un verdadero Sucescr de Pedro, sino ocupada por usurpadores incomprensiblemente obedecidos por la jerarquía no sólo moderna, sino antigua; por cardenales y obispos y sacerdotes ancianos que con su actitud provocan la inerca de los fieles. La Iglesia está en manos enemigas, en una palabra. Y decir ésto ha costado lágrimas de sangre a quienes se atreven a sostenerlo y buscar una solución.
Cómo nació la "UNION CATOLICA TRENTO"
A la sombra del R.P. Joaquín Sáenz y Arriaga, de feliz memoria.
En relación con la''Unión Católica Trento" me veo obligado a tratar el tema hablando en primera persona para hacer más comprensible esta breve reseña.
Como anteriormente he narrado, el "tradicionalismo" en México comenzó a manifestarse con una forma de preocupación unánime por la aplicación de los Decretos del Vaticano II que trajeron reformas en la Liturgia y cambios en la doctrina perceptibles al común de los fieles, existiendo en los añ0s siguientes al concilio (década de los sesenta) una forma común de rechazo a lo que repugnaba el sentido de la Fe, mas sin llegar aún al fondo del problema.
A raíz de la publicación del libro ampliamente revelador del Padre Sáenz y Arriaga (La Nueva Iglesia Montiniana) y de la "excomunión" inválida que le promulgó el entonces "Cardenal Primado" de México, Miguel Darío Miranda, empezó a hacerse una visible división de campos repito, en el ámbito de los tradicionalistas. El mismo hecho de la excomunión del Padre vino a esclarecer la cuestión sobre quiénes iban a ir hasta el final de la batalla, y quiénes se quedarían a medio camino, reconociendo a una Jerarquía herética con su cabeza que no podía llamarse, católica, y contentándose con una lucha secundaria que en muchos casos llegó a trastocarse de modo que gentes como el Lic. Abascal que había refutado antes en un libro la cuestión de la comunión otorgada a los protestantes, terminó durante la polémica pública conmigo, defendiéndola, con tal de no tocar ni con el pétalo de una rosa, al ocupante de la Silla de Pedro aunque mandara iniquidades.
No sólo así se dividieron claramente los grupos con sus dirigentes, sino que comenzó ademés la lucha contra la tesis del Padre Sáenz, sus exposiciones, y las que a su favor hacíamos los que la habíamos aceptado, no por venir del Padre, sino por ser una evidencia puesta ante nuestros ojos. Unos "tradicionalistas" - sobre todo miembros del clero que prometíon mucho -, se apresuraron a mostrar su adhasión "al Papa". Otros hábilmente rehuyeron la pública manifestación, siguiendo simplemente en su línea que resultaba acomodaticia. Pero el Padre Sáenz habíe puesto ya La piedra de escándalo de la verdad de tal modo que había que decir "sí o no" ante sus pruebas. Máxime cuando en europa crecía también la corriente acusadora del "Papa" Montini. Poco después de lo obra del Padre Sáenz en México, en Francia surgía el Abbé de Nantes con su "Libellum Accusationís" que poco después llevaría a Roma con el intento de ponerla en manos del mismo Paulo VI. Si después el Abbé no ha sido congruente con lo expuesto en dicha obra, nada puede borrar la terrible realidad de sus acusaciones a Paulo VI como autor de herejía, cisma y excándalo. Su obra fue traducida al español y publicada en México. También por entonces el Padre Barbará cedía al peso de la exposición del Padre Sáenz respecto da la posibilidad del Papa herético o de la ocupación de la Sede por un usurpador. Mencionamos ésto para hacer ver que por lo menos en el ámbito tradicionalista, ya nadie que estuviera leyendo los periódicos simplemente tras el revuelo de la excomunión del Padre Sáenz, y particularmente la prensa "tradicionalista", podía excusarse de ignorancia, ni de la doctrine de la Iglesia sobre el caso, ni de la tremenda verdad de las acusaciones contra Montini, el Concilio, y sus aplicaciones posteriores. Dividido el campo, los de la línea "blanda" continuaron en su pretendida batalla contra un "Progresismo lateral", haciéndose prácticamente los tontos pese a la abundancia de pruebas, y atribuyendo a la jerarquía local todos los males de la Iglesia, lo peor de todo, ésto a través de sus revistas que siguieron editando. Se trataba así de hacer contrapeso a la obra del Padre Sáenz y otros sacerdotes que manifestaban su mismo criterio. Can esto, los dirigentes de los grupos reunidos bajo esas revistas quedaban muy bien tanto con la jerarquía postconciliar, como con la muchedumbre de católicos temerosa de enfrentarse a una realidad que les exigiría un cambio de conducta total respecto a la cuestión eclesial, exponiéndose con ello a la excomunión o amenaza de ella, cayendo en el ostracismo social y arriesgando mucho más de lo que podían quizá preevor. Los sacerdotes también "se replegaron" como un pequeño ejército vencido pese a que en privado por lo menos habían manifestado su asentimiento a las verdades expuestas. Conozco a muchos de esos sacerdotes que inclusive me habían visitado manifestando su adhesión a lo que no era sino doctrina católica aplicada. Pero a la hora de darlo todo por la Causo, temieron.
Entre los sacerdotes que quedaron, públicamente adictos a las tesis católicas del Padre Sáenz, estaba el R.P. Moisés Carmona Rivera, párroco del templo de la Divine Providencia en Acapulco, gro., a quien el Padre Sáenz había invitado a ser el primer director que tuvo eh boletín "Trento". No tardaría también en ser "excomulgado" por su persistencia en la doctrina católica y la conservación de los ritos tradicionales.
Así, aunque desprestigiado para la masa católica ignorante, y particularmente para las religiosas de las que el Padre Sáenz había sido confesor, y para los estudiantes católicos y los miembros de las Congregaciones Marianas que nacionalmente había dirigido, tratándose de las cosas de Dios, y en este caso, "de un caso de Dios" por así decirlo, también el Padre Sáenz estaba rodeado de un "pequeñito rebaño". Y lo que más iba a molester a los cismáticos postconciliares era el hecho de que con el Padre Sáenz quedaran algunos de los intelectuales católicos da mayor renombre en el mundo de las letras en general, y del apostolado de los seglares, terreno en el que habían actuado como dirigentes connotados y defonsores de la ortodoxia católica. Entre ellos el periodista ilustre y dirigente de la lucha en la revolución Cristera, Lic. René Capistrán Garza; el escritor e historiador y poeta Antonio Rius Facius (ahora biógrafo del Padre Sáenz). El Ing. Anacleto Gonzáles Flores, (hijo del mártir dirigente de la lucha Cristera, de su mismo nombre, llamado El Maestro) conocido dirigonte de la lucha católica antimarxista, y Gloria Riestra, periodista, escritora y poetisa, que había sido preparada para la exposición y defensa de la ortodoxia desde su temprana juventud, por los que después fueron obispos y sacerdotes claudicantes. Por así decirlo, no habiendo en México muchos elementos católicos destacados en el ámbito intelectual, y que además se hubieran señalado por su servicio a la Iglesia en los apostolados de la pluma y como dirigentes de organizaciones católicas, bien se puedo decir que el Padre Sáenz, o mejor dicho, la doctrina católica aplicada al caso de la crisis de la Iglesia, salía ganando. Los otros escritores católicos destacados que eran pocos, se quedaron, unos, al margen del problema, como Alfonso Junco (q.e.p.d.), y el Dr. Jesús Guisa y Azevedo, y entre los sacerdotes el P. Joaquín Antonio Peñalosa, en la indiferencia. La Dra. Emma Godoy permaneció en el terreno de los "disculpadores" y buscadores de falsos máximos culpables. Y otros como el Lic. Salvador Abascal, prominente luchador católico, y el R.P. Brambila, destacado escritor y articulista, se pusieron, dando la vuelta completa, en contra del Padre Sáenz y los demás que sustentaban lo mismo, atacándoles públicamente y lo que es peor, defendiendo lo indefendible por sentido común, como entre otras casas, lamencionada comunión a los protestantes, ley que vino a ser en México un toque de prueba en el ambiente católico informado.
Posteriormente muchos jóvenes valores se han sumado a la línea doctrinal defendida por el Padre Sáenz, y otros sacerdotes han salido a defender públicamente lo único que en realidad defendemos: no a un hombre y sus invenciones, sino la doctrina católica por él expuesto, y ya no sólo por él, sino por católicos preclaros de todo el mundo, sacerdotes y fieles.
No puedo abundar aquí en mayores detalles sobre la trayectoria particular del Padre Sáenz. Se trataba aquí de hacer un esbozo para dar a conocer aún más su obra gigantesca, sobre todo en sus últimos años, luchando constantemente con los males que le aquejaban, viajando y entrevistando personalidades a favor de la verdadera defensa de la Iglesia, y en busca de una también verdadera solución, sin dejar de escribir obras fundamentales. Además de las tres que aquí señalamos nos dejó otras de temas varios en defensa siempre de la ortodóxia católica, y en estas obras se nutrieron los que después habrían de reunirse en una organización formal, para seguir sirviendo a la cause de la Santa Iglesia pese a todo lo que pesare, con el auxilio divino.
(Continuará)
sig.: Gloria Riestra De Wolff |