MONSEÑOR LEFEBVRE COMO PROFETA - ANOTACIONES A LAS ADVERTENCIAS DE ECÔNE -
por Eberhard Heller
Para decir la verdad, yo estaría contentísimo si pudiera partici par sin reserva en la presunción de Mgr. Lefèbvre, quien espera que Dios use a sus humildes instrumentos Ngô-dinh-Thuc, Guérard des Lauriers, Carmona, Zamora, Musey, Martínez, Bravo y Vezelis para llevar sobre "aquella iglesia la ruina y el escándalo". El mismo Lefèbvre dijo, hace tiempo, que aquella iglesia sería "cismática y herética a la vez". Sería tin triunfo que superaría en mucho la - victoria de David sobre Goliat. ¿Quién podría creer en semejante vistoria, a no ser que tenga una infinita confianza en Dios, o a no ser que quisiera mofarse de la justicia divina? Porque habría de ser una victoria ganada contra una "iglesia oficial" rica, osada, bien organizada, que sabe organizar absolutamente todo; una iglesia 'sicológicamente sensible, aunque se haya apartado de la recta fé. Sería una victoria sobre todos los falsos amigos que se autodenominan "tradicionalistas", estos tradicionalistas del estilo Lefèbvre, vulgares - mentalidades de mercaderes y los lacayos de él, gente que está dispuesta en - cualquier momento a clavar a uno el puñal en la espalda. Sería una victoria sobre los autonombrados "hombres de recta fé", que en realidad son egoístas. En efecto, son sectarios de "recta fé", entre los clérigos que solamente se cuidan de sus intereses particulares. Sería una victoria sobre la arrogancia y la cobardía; una victoria sobre la traición y la vanagloria en la casta sacerdotal. Sería una victoria sobre la estupidez y la pereza de los creyentes. Sería una - victoria sobre la indiferencia y la frialdad de los corazones ...
Pero "dónde está la comunidad de los Santos que merecería semejante victoria? Me parece que Mgr. Lefèbvre exagera ...
Pero no terminan aquí las lamentaciones. He aquí al arzobispo - Lefèbvre en su papel de profeta (¡un profeta sin comillas ironizantes!), en su papel de protagonista de una horripilante auto-acusación. Según Bolduc, el arzobispo interpreta las consagraciones de obispes, una vez consumadas, como consecuencia directa de la apostasía y de la separación de Roma. ¡Que él nos enseñe el truco de cómo es posible: por un lado, mantener la fé en Dios, en Dios - vivo, en si Juez serio y terriblemente justo; y por otra parte, no separarse - del "Santo Padre" (es decir, el hereje Wojtyla que ocupa la cátedra de San Pedro) ni de Roma, ya que el mismo Mgr. Lefèbvre ha dicho que aquel Papa es "cismático y herético a la vez". Dios vive y es omnipotente; por nuestros pecados ha elegido voluntariamente la infinita humillación de redimirnos. Pues bien, - creyendo en EL - ¿es verdaderamente una condición insoslayable pertenecer a una "iglesia cismática y hereje" que no hace más que escarnio de este DIOS vivo, - que ha llegado a ser desobediente frente al mandamiento que ella ha recibido, que despilfarra con soberbia la propiedad divina?
Lefèbvre y sus secuaces buscan con todos los medios a su alcance un arreglo provechoso con aquella apóstata Roma - y sé que para ellos cualquier medio para conseguirlo es válido. Siendo las cosas así, no queda más que una sola conclusión lógica: Ecône - con su arrogante jefe supremo - está a punto de perder su fé en Dios ...Pero entonces, ¿qué distancia media entre si jefe de - Ecône y aquel Clemente, "Papa autonombrado por su propia gracia! Precisamente por esta proximidad de posiciones, Lefèbvre todavía no ha "perdido su sane jui cio" hasta el punto de contribuír a la reconstrucción de la verdadera Iglesia.
Hay un abismo. En un lado se yen todos estos viles mercaderes que están traficando con los supremos dones de Dios, y en el otro lado el escarmentado y vilipendiado Mgr. Ngô-dinh-Thuc; es un abismo demasiado profundo para - no percibirlo. Desde nuestro punto de vista podemos permanecer muy tranquilos: Ecône hará en adelante un esfuerzo penetrante para delimitar fronteras - y esto es muy bueno. Porque si "Credo" de Lefèbvre prohibe a los suyos tener "contactos con estos cismáticos y herejes", lo quo quiere decir en el auténtico argot lefèbvriano (y hay que repetirlo, ¡qué horripilantemente verz!) que se prohibe el trato con gente que se apartan do una iglesia que está en pleno cisma, gente que rechazan una fé que es herética, como lo sabe muy bien Mgr. Lefèbvre que en su día la acusó de ser "cismática y herética a la vez". Está bien claro: "Todos los quo participan (en esta separación) resultan automáticamente excomulgados" - excomulgados de aquella iglesia que es "cismática y herética a la vez". Creo - que "todos los quo participan" podrán sin mayores penas aguantar tal excomunión.
Nadie es feliz con las ordenaciones de los palmarianos. El que menos feliz se siente con ello es el propio Mgr. Thuc después de tener que observar qué locuras se están fraguando allí. Pero los que no tienen absolutamente - ningún derecho de tirar piedras sobre Mgr. Thuc son las prohombres lefèbvristas: Porque han sido dos catedráticos de Ecône quienes en su día persuadieron a Mgr. Thuc para que fuera al Palmar de Troya. Y además tendría que ser el propio Mgr. Lefèbvre quien ponga en duda la recta intención de Mgr. Ngô-dinh-Thuc al ordenar los obispos. ¡El quo está sentado en una caja de cristal, se atreve a tirar piedras! Y además: Que los de Ecône especifiquen por favor dónde está, en principio, la diferencia entre ellos y los palmarianos, observado baja el punto de vista dogmático y jurídico. Tanto los unos como los otros reconocen la autoridad de un "Papa" ilegítimo: unos a un hereje, y los otros a un charlatán.
Mientras tanto se ha difundido generalmente, que la supuesta declaración de Mgr. Ngô-dinh-Thuc calificando - frente a Roma - sus ordenaciones en El - Palmar como nulas y sin efecto, no ha sido más quo una faisificación del Vaticano.
Hasta aquí la nota crítica sobre la "advertencia de la revista - "ANGELUS", lo que traducido quiere decir "el Angel". Le deseo a su editor, Hector Bolduc, que a este nombre de su revista no le ocurra la misma reinter pretación tenebrosa que en su día sufrió el nombre do Lucifer, que originalmente significaba "portador de la luz"; esto lo deseo sinceramente.
N.B. Para que no se olvide: S.E. si arzobispo Pierre Martin Ngô-dinh-Thuc, quien - visto con los ojos de Lefèbvre "aparentemente ya no está en su sano juicio" - es el mismo prelado a quien el mismísimo arzobispo Lefèbvre propuso, hace unos años, que so hiciera cargo de la dirección de todo el establecimiento de Ecône. Los motivos se desconocen; hay solamente suposiciones.
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