Declaración
En su declaración sobre la vacancia de la silla de San Pedro ("Declaratio" del 25 de febrero de 1982) Msgr. Pierre Martin Ngô-dinh-Thuc anunció hacer "todo lo que pueda y deba para que la Iglesia Católica de Roma perdure para la salvación eterna de las almas".
Para poder llevar a cabo esta tarea y entre otras cosas para asegurar la sucesión apostólica, él consagró a diferentes obispos con la misión de cumplir su cometido bajo la conservación de la unidad eclesiástica.
En base a insuficiencias personales, también entre los obispos comprometidos con esta misión y una tendencia mundial a reducir a la iglesia, esta institución de la gracia divina, a una institución únicamente destinada al abastecimiento sacramental, existe el peligro de que los componentes fieles y auténticos de la iglesia católica desciendan a niveles sectarios. Esta tendencia sectaria, permitió entre otras cosas la infiltración por parte de clérigos atorrantes. Estos también lograron a integración en parroquias inicialmente no sectarias, lo que llevó a la macabra situación de "misas legítimas" ofrecidas por "curas" ordenados ilegítimamente. Con esta evolución en total hubiera sido vuelto el mandato del Msgr. Thuc en el contrario y estaría sellado el ocaso de la iglesia como institución de salvación fundada por Nuestro Señor Jesucristo.
Para contrarrestar esta evolución fatal y asegurar la reconstrucción de la iglesia como institución de salvación se explica lo siguiente:
Según la definición del doctor de la iglesia Roberto Bellarmin, la iglesia es "la comunidad de todos los fieles que están unidos por el mismo credo, la participación en los mismos sacramentos y bajo la guía de los pastores asignados y en especial bajo la guía del delegado de Cristo en la tierra, el Papa en Roma" (De eccles. milit., c. 2).
Esta comunidad incumbe de manera especial a los curas y obispos: "Pero para que el episcopado pueda estar unido, sin divisiones entre sí y que atravez de los curas, estrechamente relacionados entre sí, la masa de los creyentes pueda ser conservada en su conjunto y unidad de credo, él erigió, poniendo a San Pedro a la delantera seguido por el resto de los apóstoles, el principio de esta...unidad" (Concilio del Vaticano, Constitución Pastor aeternus, 18 de julio de 1870, D 1821 / DS 3051). También los fieles entre sí tienen que estar unidos y entrelazados: "...la iglesia tiene que ser llamada cuerpo a razón de crecer adherida por la concordante e íntegra mezcla y unión de partes y estar prevista con distintos miembros que interactuan entre sí" (Pío XII, encíclica Mystici corporis, 29 de junio de 1943, D deest / DS 3800).
Con esto se refiere, que entre los criterios de pertenencia a la iglesia se requiere la intención de propulsar la comunidad de los fieles. Esta unidad universal hay que hacer la visible hacia a fuera: "De allí se extrae que aquellos que según su propio criterio se imaginan y diseñan la iglesia como oculta y bajo ningún concepto visible, se encuentran en un gran error que lleva a la perdición..." (Leo XIII, encíclica Satis cognitum, 29 de junio de 1896, D deest / DS 3301).
Con la apostasía de la jerarquía después del "Segundo Concilio del Vaticano", que está documentado por Msgr. Thuc en su "Declaratio", la iglesia como institución de salvación fue hecha añicos casi en su totalidad. Una visible comunidad de fieles ya no existe, aunque en todas partes del mundo sigue habiendo comunidades o grupos que profesan la verdadera fe.
Pero Cristo fundó a la iglesia como institución de salvación y no solo como una mera comunidad de credo. Su intención fue la propagación sin falsificaciones de su doctrina y sus medios de gracia. La reedificación de la iglesia como institución de salvación es exigida por la voluntad de su divino fundador.
Para la restitución de la iglesia como institución de la salvación visible se requiere lo siguiente:
1) el aseguramiento de los medios de gracia 2) conservación y transmisión de la doctrina eclesiástica 3) la garantía de la sucesión apostólica 4) el restablecimiento de la comunidad de fieles en las parroquias, diócesis y a nivel general dentro del mundo eclesiástico 5) restitución de la jerarquía 6) restablecimiento de la Silla de San Pedro (como principio de unidad)
Aquí se origina un dilema: Por un lado en este momento falta la autorización eclesiástica para poder llevar a cabo esta tarea, ya que la jerarquía ha decaído, por el otro la realización de esta tarea es necesaria para poder restituir la autoridad eclesiástica. Pero la restitución de la autoridad eclesiástica está exigida por la voluntad de salvación de Cristo. El dilema solo puede ser solucionado exponiendo todas las actividades a una póstuma y definitiva legitimación por parte de la jerarquía reconstituida. Por los momentos la celebración de la misa y la administración de los sacramentos solo puede ser justificada bajo el aspecto de la reconstitución universal de la iglesia como institución de salvación, su posterior evaluación por la reconstituidad y legítima autoridad y la disposición de someterse a ese juicio.
La administración y recepción de los sacramentos (incluyendo la celebración y asistencia a la misa) estarían prohibidos, aun cuando tengan validez sacramental, si no tienen conexión con esta única posible justificación.
A raíz de esta reflexión y de las condiciones dadas, se puede a la vez determinar la pertenencia a la legítima iglesia como cuerpo místico de Nuestro Señor Jesucristo: Los cuatro criterios expuestos por Pío XII en su encíclica Mystici corporis son los siguientes: (1) recepción del bautismo (2) profesión del verdadero credo (3) subyugación a la legítima autoridad eclesiástica (4) estar exento de castigos eclesiásticos de gravedad (D 2286 / DS 3802). El punto (3) tiene que ser modificado, ya que la legítima autoridad eclesiástica brilla por su ausencia, por lo tanto el esfuerzo por la restitución de esa autoridad funge como criterio de compensación.
Nosotros, los firmantes, pedimos insistentemente a todos los clérigos y creyentes trabajar en pro de la realización de esta tarea decisiva para el bien de la iglesia y para que esta iglesia pueda seguir existiendo para la eterna salvación de las almas.
Modesto,
Heller, Jerrentrup, Krier
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